Desde ya pido disculpas por el post que estoy a punto de escribir pero estoy seguro de que no soy el único que ha pensado esto alguna vez. Aquello de que enseñarle a alguien el culo de forma burlona se llame «hacer un calvo» parece tener una explicación de una simpleza que tira para atrás. Imagino que la inesperada imagen de un trasero lanza a la mente una suerte de analogía visual que, con el tiempo, ha conseguido que la expresión quede perfectamente enquistada en el vocabulario popular.
Pero, ahora bien, ¿no sería más acertado un término del tipo «hacer dos calvos» por ejemplo? Además, tal como comento en la tira, esto de «calvo» no sé cómo será hoy que vivimos días de metrosexualismo, pero os aseguro que yo conozco a más de uno que le gustaría tener la mitad de flequillo en la cabeza que el que tiene en…
En fin, dejando al lado el mal gusto os pregunto dos cosillas:
- ¿Os han hecho alguna vez un calvo?
- Y vosotros, ¿lo habéis hecho?
😆
23 febrero, 2008 at 05:56
ha nosotras si que nos lo an echo halguna bez. halgun graziosillo. hincluso manolo amenazo con acernos uno na mas bernos a galahancito i a nosotras hen valencia, justo hen la puerta del marques de dos haguas.
i acerlo… NO, pordior. nosotras semos hunas senyoritas!!!
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23 febrero, 2008 at 07:19
Ualaaa!!
Un montón de ruvis… haciendo calvos! Sería mu raro, sí.
Yo nunca he hecho ninguno, pero bueno, siempre quedará el momento Braveheart ahí, en la cabeza.
Jei!
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23 febrero, 2008 at 08:48
Jajjajjaaa. No he hecho ninguno, por supuesto. Pero sí he visto calvos de esos que tú dices, que ni el flequillo de los Beatles. Y el metrosexualismo no cambia nada, la depilación no hace sino corroborar tu teoría.
Y una cosa que no entiendo: ¿por qué dicen eso de que donde hay pelo hay hermosura? ¿En qué estaban pensando?
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23 febrero, 2008 at 10:03
Vamos yo no he hecho ninguno, pero se de uno que no para, ji
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23 febrero, 2008 at 21:35
Jejejeje, yo no hice ninguno nunca… que yo recuerde…
Pero en la excursión de 3º de BUP, uno de mis amigos (hay que ver con quién me junto…) le hizo un calvo a un bus al que adelantó el nuestro, también lleno de chavales… aunque el calvo iba dedicado al profesor que iba delante…
Cual no sería su bochorno, cuando al llegar al hotel… cinco minutos después aparca el mismo autobús, y el primero en bajarse es el profesor… y reconoce a mi colega porque llevaba unos pantalones la mar de discretos… se le acerca todo serio, y le dice… «Hay que ver que humor!» y le invitó a algo en el bar, lo cual visto desde la distancia… es más que sospechoso…
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24 febrero, 2008 at 23:54
Ni hice nunca ninguno, ni me los han dedicado nunca, pero como les conté anoche esto de los calvos es nuevo para mi, ya que en Argentina no se estila.
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25 febrero, 2008 at 12:12
Buenas, primero me presento. Soy El hombre del sombrero. He visto varios comentarios tuyos en algunos blogs que frecuento, pero hasta hoy no había entrado aquí. Resulta que he visto en el feevy del blog recién-antiguo de Galahan el inicio de tu post hablando de calvos y me he dicho «esta es la mía». Y es que yo tengo una relación excelente con los calvos (empiezo a pensar que quizás no era este el mejor tema para presentarme…). Me explico. Habré hecho tres mil millones de calvos en mi vida (sobre todo en la adolescencia, ahora estoy casi desenganchado…): desde los últimos asientos de un autocar, avanzándome unos metros al caminar de mis acompañantes, desde el escenario de un concierto de «Los Planetas» (éste es uno de los míticos)… En fin, un montón. Así que cómo ves no podía estarme de comentar esta tira con la que estoy muy de acuerdo, porque retaguardia calvas, lo que se dice calvas, muy poquitas (al menos en mi barrio).
Bueno, si después de esta apología de los calvos que acabo de hacer no te importa que me siga pasando por aquí de vez en cuando creo que convertiré tu blog en una de mis paradas habituales.
¡Saludos!
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25 febrero, 2008 at 13:17
Pero… ¿Eso se hace de verdad? O.o
Creía que sólo era cosa de las películas americanas…
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25 febrero, 2008 at 13:19
Pues sí, sí que me lo han hecho, sí. Hace poco, un sábado por la tarde-noche, un grupito de jovenzuelos alocados empezaron a seguirme y a decirme… uh… ¿piropos? Mmmm.. dejémoslo en «marranadas»
El caso es que, la mendas, que es una miedosa, se metió en un cajero automático para encerrarme y que el grupito de adolescentes hormonados pasasen de largo. Pero no. No pasaron de largo. Se quedaron bailando un rato en el cristal con el culo al aire y luego me deleitaron cantando por «La trinca»
¡Llevaaan los hombressss colgan-do, un cilin-drín un cilinnn-drínnn… qué dicen que es para dar-nos, gustirrinín, gustirrinínnn!
😦
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25 febrero, 2008 at 17:57
Me parto con «El hombre del sombrero». Con lo serio que pareces por ahí, hombre. Jajjajjaaa.
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27 febrero, 2008 at 19:51
Jajajajjaja, el hombre del sombrero, impresionantes sus hazañas, pero es que lo de Tam es supersurrealista!!!!!
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15 marzo, 2008 at 21:17
Pues respondiendo a tus preguntas;
1. no.
2. no.
Veras, yo soy de los que tiene colegas como «el hombre del sombrero», y aparte d eCalvos, tambien hacen la campana, la hucha, y si les pilla un concierto del doctor explosion se suben y despelotan mismamente.
Osea q yo pa que me voy a molestar?
salu2
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